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Violencia intergeneracional


Violencia intergeneracional

«La violencia intergeneracional es todo acto u omisión sobrevenido en el marco familiar por obra de uno de sus componentes que atente contra la vida, la integridad corporal, psíquica, emocional o sexual, la libertad de otro componente de la misma familia o que amenace gravemente el desarrollo de su personalidad».
Existen variables que se asocian a la violencia familiar como son la edad y el sexo de la víctima, siendo los más vulnerables los niños, adolescentes, mujeres y ancianos.

Atendiendo a Echeburúa y cols. (1998), los comportamientos violentos que se producen en el hogar familiar son resultado de la interacción entre un estado emocional intenso de ira, actitudes de hostilidad, déficit en habilidades de comunicación y solución de conflictos, factores precipitantes como el estrés diario y la percepción de vulnerabilidad de la víctima.

Una de las intervenciones más recomendadas para mejorar la calidad de la comunicación familiar y  prevenir la violencia y el maltrato interpersonal es la Comunicación No Violenta (leer más sobre comunicación no violenta: http://www.akapsico.com/category/comunicacion-no-violenta/ )

Los datos del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2011) en el «Informe sobre el maltrato infantil en la familia en España», ofrecen como conclusión una relación positiva entre padecer maltrato en la infancia y ser maltratador/a en la edad adulta.

Teoría del aprendizaje social (Bandura, 1986)

Esta teoría sostiene que la mayor parte del aprendizaje humano se produce por la observación que realizamos sobre las conductas de otras personas, actuando como modelos conductuales. De este modo, se explica la transmisión de la violencia intergeneracional a través de la observación de la misma, de padres a hijos.

Existe una relación entre la experiencia de violencia sufrida y la perpetuación del maltrato en generaciones posteriores. Parece que aquellas personas que en su día fueron objeto de maltrato o que lo habían observado en su entorno por parte de sus padres manifestaban, cuando llegaban a adultos, unos comportamientos similares con sus propios hijos.

Además de de desarrollar una conducta violenta, los niños/as que han vivido en estos hogares sufren el riesgo de desarrollar Estrés Postraumático y una serie de desequilibrios psicológicos como Depresión y Ansiedad o Trastornos del Comportamiento.

Pero que existan estas relaciones no implica que no se pueda evitar que se dé. Si se trata el trauma vivido por el adulto cuando era niño, se reduce el riesgo de que este maltrate a su hijo. De esta manera, es posible solucionar un trastorno psíquico en el adulto (estrés postraumático, depresión, etc.) y evitar que el niño o la niña reciban maltrato y así, vamos cortando la violencia intergeneracional. Para este fin existen diversos sistemas terapéuticos, siendo el EMDR una de las intervenciones con mayor apoyo empírico y más eficaces (leer más sobre EMDR: http://www.akapsico.com/category/emdr-tic/ )

violencia intergeneracional

 

Para leer más sobre el tema:

La teoría del aprendizaje social como modelo explicativo del maltrato

 

Andrea Figar Álvarez

Psicóloga

 

EMDR en Niños. Alta efectividad demostrada


La Técnica EMDR en niños ha sido ampliamente utilizada para tratar el Estrés Postraumático y su alta eficacia está fuera de toda duda.

Los niños que sufren abusos, maltratos o negligencias severas, así como aquellos que pasan por situaciones como accidentes o catástrofes naturales tienen un alto riesgo de desarrollar un Estrés Postraumático.

Pero estos dos tipos de vivencias traumáticas no sólo contribuyen al desarrollo de Estrés Postraumático, sino también a otros desequilibrios emocionales como Depresión, Ansiedad Generalizada o Ansiedad por Separación.

EMDR es una de las técnicas más efectivas y con una base científica más sólida en el tratamiento de los Trastornos Postraumáticos en adultos (leer más sobre EMDR: http://www.akapsico.com/emdr/)

Cuando se revisan y analizan múltiples estudios que comparan el efecto de distintos tratamientos psicológicos sobre el Trauma Infantil en niños (porque el EMDR permite, por otro lado, tratar el trauma infantil en adultos, muchos años después de que haya sucedido, cuando estos sufren aun sus efectos…) se encuentra que el EMDR en niños resulta eficaz y más rápido, es decir, hay un mayor porcentaje de niños que superan su Estrés Postraumático y además se necesitan menos sesiones que con otras técnicas.EMDR en NIños

EL EMDR en niños con Estrés Postraumático permite reducir efectiva y rápidamente su nivel de Ansiedad, así como les ayuda afrontar situaciones que de alguna manera pudieran recordarles la situación traumática con más equilibrio y menos sufrimiento.

Tengamos en cuenta que los niños que han sufrido maltratos o abusos y son sacados del ambiente en que se producían dichos abusos, pueden seguir re-experimentando el mismo malestar y viviendo con el mismo miedo que sentían entonces porque, digámoslo así, el estrés tiene una inercia que le hace permanecer después de acabado el suceso que lo produjo inicialmente (el sentido adaptativo de esto es simplemente precaución: si ya me han hecho daño voy a estar alerta por si consigo evitar que me lo hagan de nuevo).

De esta manera, El EMDR permite pasar página y vivir el presente por lo que es y no por lo que se parece a las situaciones abusivas o de peligro del pasado.

¿Quieres leer  el estudio que demuestra que el EMDR en niños con Estrés Postraumático es más efectivo y rápido que otras técnicas?http://www.akapsico.com/wp-content/uploads/2016/04/EMDR-en-Niños.-Revisión.pdf

Reflexiones en Psicoterapia: Pablo Pérez, Psicólogo – Oviedo y Gijón, Asturias


No hay escuela o corriente de la Psicología (en Oviedo y Gijón, en toda Asturias, la más extendida es la Cognitivo-Conductual) que no aporte comprensión sobre la mente y/o el comportamiento del ser humano: el Conductismo nos muestra cómo aprendemos por condicionamiento y repetición de asociaciones; el Cognitivismo cómo los pensamientos internos modifican nuestras respuestas ante los estímulos del ambiente; el EMDR (Reprocesamiento y Desensibilización por el Movimiento Ocular) cómo un Trastorno de Ansiedad (muchas veces Estrés Postraumático o Trastorno de Adaptación) o Depresión desencadenados tras una situación puntual traumática (Trauma Psíquico) pueden remitir también con gran celeridad; EFT y la Psicología Energética incrementan, a partir de la Medicina Tradicional China (MTC) y la Teoría de Meridianos, nuestro conocimiento y capacidades de curación del ser humano; la Psicología Humanista que las personas, para alcanzar la felicidad a largo plazo, deben conocerse a sí mismas y desarrollar la propia esencia interior; la Hipnosis que, de la misma manera que nuestra mente nos engaña, también nosotros podemos engañar a nuestra mente y que, finalmente, realidad y engaño son la misma cosa. 

 Sin embargo, el beneficio pleno de cualquiera de estas orientaciones en Psicología o Técnica concreta de Psicoterapia sólo podrá alcanzarse si el paciente está dispuesto a cambiar hábitos, a modificar su estilo de vida, a aprender y evolucionar hacia una comprensión más profunda de sí mismo, de la realidad y de la vida.

Y si, por su parte, el Psicoterapéuta o Psicólogo, además de ser un profesional con formación y experiencia suficientes con las técnicas más apropiadas, ha evolucionado y evoluciona también personalmente, si está enraizado en el presente y si es emocionalmente capaz y equilibrado. 

Porque, al fin y al cabo, una relación terapéutica es un encuentro entre dos personas en que una pide ayuda y la otra la ofrece con el objetivo de mejorar el estado anímico, psíquico o emocional, y en la que tanto el que da como el que recibe la Psicoterapia, tanto el Psicólogo como el Paciente, pueden aprender y beneficiarse.

Pablo Pérez García, Psicólogo Col: O-2138

Master en PsicoOncología, Experto en Psicopatología

Atención en Oviedo:

C/Manuel Pedregal, 2-2A

En Gijón:

C/Cervantes, 8BIS-2ºA

Teléfono: 629835699

Mail: pablo@akapsico.com

¿Qué es la Ansiedad?


La Ansiedad es un estado de desasosiego, de miedo, de angustia, de intranquilidad, de desequilibrio.
La Ansiedad toma muchas formas. Es algo así como el agua, que puede mostrarse en distintos estados y formando parte de múltiples compuestos.
La Ansiedad puede aparecer, principalmente, en forma de:
Ansiedad Generalizada (TAG)
Fobias Específicas
Fobia Social
Estrés Postraumático (TEPT)
Angustia-Pánico
Obsesiones y Conductas Compulsivas (TOC)
Estrés agudo
Agorafobia

¿Qué es un Trauma?


CUANDO uno vivió una situación que no pudo asimilar, que le superó, y le abruman sensaciones o imágenes de insatisfacción, un diálogo interno angustiante, emociones negativas como la culpa, la angustia o el miedo cada vez que recuerda aquel hecho, y esto sucede más a menudo de lo dignamente soportable, entonces podemos hablar de Trauma Psicológico.

Existen muchas situaciones potencialmente traumáticas así como muchas manifestaciones encubiertas de un trauma psicológico (aquello que nos genera malestar puede ser algún estímulo asociado al Trauma, y no el trauma como tal. Una de las manifestaciones, más o menos encubiertas, más comunes de los Traumas Psicológicos son los Trastornos de Ansiedad (Pánico, Angustia y AgorafobiaAnsiedad Generalizada, Fobias, etc.).

CUANDO disponemos de las capacidades necesarias para asimilar las situaciones que la vida pone en nuestro camino, entonces “atravesamos” esas situaciones, aprendemos y nos desarrollamos a través de ellas. Si, por el contrario, se nos presenta una situación que no somos capaces de asimilar e integrar en nosotros mismos, porque no disponemos de las capacidades suficientes – y las capacidades requeridas para asimilar, pongamos por caso, un maltrato cuando somos niños, o un terremoto o un grave accidente cuando adultos, son, aproximadamente en un 25% de los casos, insuficientes o inadecuadas– entonces podemos decir que “la situación nos atraviesa”, y con ser atravesado quiero decir que la experiencia deja una herida, una marca, una brecha que rompe y desorganiza la integridad de nuestro ser e impide el desarrollo sano de nuestra propia existencia. Entonces podemos hablar de Trauma Psicológico.

Aquello que forma parte de nosotros mismos pero no integramos, no asimilamos ni aceptamos, no comprendemos, queda reprimido, sojuzgado, contenido en cierta manera, aislado del resto. Todo Trauma conlleva una represión que consume energía del organismo y resta capacidades al sujeto para afrontar el estrés diario.

Cualquier defensa que conlleve una evitación del Trauma Psicológico es, a largo plazo, inefectiva. El enemigo está adentro, nos corroe las entrañas, no podemos sacárnoslo de encima porque es parte de nosotros mismos, es como un cancer que extiende sus ramificaciones imparablemente, un cancer que confundimos con un organismo enemigo y que en realidad es una rebelión de nuestras propias células. La persona pasa por la vida, pero también la vida pasa a través de la persona, y deja rastro, a veces huellas indelebles y dolorosas por las que no pasa el tiempo (Traumas Psicológicos). Estos Traumas Psicológicos pueden ser atajados, comprendidos, asimilados, transformados y superados con ayuda de una buena psicoterapia. Estudios clínicos demuestran que EMDR (Técnicas de Reprocesamiento) así como TFT (Técnicas Energéticas) son algunas de las terapias más eficaces para resolver estos Traumas Psicológicos y las manifestaciones asociadas como, por ejemplo, los Trastornos de Ansiedad. 

Pablo Pérez GarcíaFirma: Pablo Pérez García
Psicólogo, Coleg.: O-02138
Experto en Psicopatología Y Salud
pablo@akapsico.com
Teléfono: 629835699

Lateralización de las funciones hemisféricas


Algunas notas sobre las funciones normales de cada hemisferio:
El hemisferio derecho está asociado a una mayor activación de la amígdala. Esta es particularmente importante para evaluar el significado emocional de los estímulos que recibimos y regular la respuesta del SNA y endocrino a dichos estímulos (van der Kolk, et. al., 1997). Como apunta Ramachandran (1998) se ocupa más del “cómo” sucede algo (imagen corporal, visión espacial, nivel de intensidad, valencia emocional, etc.) que del “qué” sucede en sí (transducción verbal, duración, secuencias lógicas, etc.).

Rauch et. al. (1996) observaron cambios en el flujo sanguíneo cerebral de pacientes TEPT (Trastorno por Estrés Postraumático) entre los estados de descanso (respuesta de estrés no desencadenada) y estados en los que ellos estaban activados por la propia representación mental de signos asociados a traumas de su pasado. Pruebas de escáner revelaron una marcada lateralización de la activación hacia el lado derecho (sistema límbico, paralímbico y cortex visual) junto a un descenso del flujo sanguíneo en el lóbulo frontal inferior izquierdo (área de Broca) y en el temporal medio. Usando EEG durante la recuerdo de memorias traumáticas en pacientes TEPT, Schiffer et al. (1997) también encontraron una marcada lateralización a favor del hemisferio derecho con descenso de la actividad en el izquierdo. Significativamente, cuando a los mismos pacientes traumatizados se les inquirió sobre recuerdos neutros mostraron una hiperactivación del izquierdo (los pacientes del grupo de control no mostraron lateralización significativa cuando se les inquirió sobre recuerdos dolorosos del pasado). Estos resultados permiten especular que una de las funciones del lóbulo frontal izquierdo es mediar o inhibir la activación del lóbulo frontal derecho y estructuras límbicas derechas (sobre todo la amígdala). Schiffer y sus colegas sugirieron que los hemisferios cerebrales funcionan más autónomamente (menos sincronizados) en pacientes con historia de abuso infantil. Los hallazgos sobre la mayor activación del lado derecho del cerebro durante la expresión de estados postraumáticos es consistente con la literatura que sostiene un rol preferente del hemisferio derecho en la evaluación del significado emocional de los estímulos entrantes. Esto es consistente con el rol que el hemisferio derecho juega en la ansiedad, el pánico y trastornos fóbicos.

Traducido por Pablo Pérez García, Psicólogo.

Bibliografía:
One Eye Integration Techniques: Likely mechanisms of action, Richard A. Bradshaw, Ph.D., R.Psych., 2002.

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