Ataque de Pánico vuelve a ser el nombre que recibe oficialmente lo que hasta hace poco se llamaba Crisis de Angustia y que muchos nos habíamos acostumbrado a llamar “Ataque de Ansiedad”.
El actual criterio diagnóstico oficial DSM-V de la APA dice que un Ataque de Pánico (o Ataque de Ansiedad) consiste en: la aparición súbita de miedo intenso o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen 4 o más de los síntomas siguientes:
- Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblor o sacudidas musculares.
- Sensación de dificultad para respirar.
- Sensación de ahogo.
- Dolor o molestias torácicas.
- Nauseas o malestar abdominal.
- Mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
- Escalofríos o sensación de calor.
- Parestesias (entumecimiento u hormigueos).
- Desrrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morirse.
Además, el propio manual diagnóstico comenta: se pueden observar síntomas específicos de la cultura (ejemplo: acúfenos, dolor de cuello, dolor de cabeza, gritos o llanto incontrolable).
Muchas personas que sufren un Ataque de Pánico acuden a urgencias, y a la mayoría se les informa sobre esto, pero mientras que el abordaje inmediato oportuno puede ser la medicación, a medio y largo plazo es necesaria una psicoterapia para identificar y tratar las causas de este (nunca es fortuito) así como sus consecuencias (un Ataque de Ansiedad puede constituirse como un trauma en sí mismo y generar síntomas añadidos de Ansiedad como los característicos de la Agorafobia).
Tratamientos de Psicoterapia recomendados en caso de Ataque de Pánico:
EMDR (leer más: http://www.akapsico.com/emdr/)
Psicología Energética (leer más: http://www.akapsico.com/psicologia-energetica/)
Según el criterio oficial DSM-IV la Crisis de Angustia o Ataque de Pánico se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo a volverse loco, perder el control o morirse.
Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento, hiperventilación, palpitaciones, extraños cambios en la temperatura de distintas partes del cuerpo, opresión o malestar torácico, malestar abdominal, temblores, dolores o rigidez musculares y sensación de atragantamiento o asfixia.
El Trastorno de Angustia o Desorden de Pánico (sin Agorafobia) se caracteriza por crisis de angustia repetidas e inesperadas que causan un estado de permanente preocupación al paciente.
Tras varias crisis de Angustia es común la aparición de Agorafobia.
En el tratamiento de la Angustia y el Pánico, como herramientas que multiplican la eficacia de los tratamientos psicológicos convencionales, se han desarrollado en los últimos años:
- Técnicas de Reprocesamiento e Integración Cerebral (LEER MÁS)
- Técnicas de Psicología Energética (LEER MÁS)
OTROS ARTÍCULOS SOBRE EL TEMA:
- Creencias Negativas e Interpretaciones Catastrofistas en la Angustia y el Pánico. (CLICK AQUÍ)
- Trastornos Asociados que tienden a aparecer junto a la Angustia y el Pánico. (CLICK AQUÍ)
- El Miedo: la creencia que acompaña a la Angustia (CLICK AQUÍ)
- Relación entre Estrés, Ansiedad y Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
- Descripción pormenorizada de algunos síntomas de la Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
- La Agorafobia como complicación de la Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
Pablo Pérez García, Psicólogo Col.O-2138
Experto en Psicopatología y Salud
Teléfono: 629 835 699
pablo@akapsico.com
Gijón, Asturias.
Según el criterio oficial DSM-IV, la Agorafobia se caracteriza por la aparición de ansiedad o comportamiento de evitación (reacción fóbica) en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso), o bien donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.
En realidad la Agorafobia es un intento más o menos consciente y escasamente eficaz de reducir la posibilidad de sufrir otro Ataque de Pánico o Crisis de Angustia (las personas que sufren de Agorafobia sin haber experimentado ataques de pánico o crisis de angustia son muy pocas; en estos casos, la Agorafobia está ligada a otro tipo de trauma psíquico y constituye, igualmente, un intento infructuoso por escapar a la posibilidad de volver a sufrir un trauma del mismo tipo o similar).
En el tratamiento de la Agorafobia, como herramientas que multiplican la eficacia de los tratamientos psicológicos convencionales, se han desarrollado en los últimos años:
- Técnicas de Reprocesamiento e Integración Cerebral (leer más-pinchar aquí)
- Técnicas de Psicología Energética (leer más-pinchar aquí)
Enlaces a artículos relacionados:
Pablo Pérez García, Psicólogo.
Teléfono: 629 835 699
pablo@akapsico.com
Oviedo y Gijón.
Las interpretaciones catastrofistas constituyen uno de los aspectos centrales del Trastorno de Angustia, antes llamado Desorden de Pánico.
Estas pueden aparecer tras los primeros síntomas de
El Estrés y la Ansiedad generan una focalización de la atención, es decir, una reducción del campo al que atiende la persona. Esto produce que a la persona estresada o ansiosa le pasen desapercibidos diversos aspectos de la realidad que, en lo que nos concierne, pueden estar provocando estrés, como son los ruidos, y atribuya su malestar a algo que está por venir (miedo, ansiedad) o a algo que funciona mal en su organismo (pánico, angustia).
Las creencias negativas e interpretaciones catastróficas de la realidad más frecuentes son las siguientes (Solvey & Solvey, Terapias de Avanzada, Buenos Aires, 2006):
- “Las palpitaciones son señal de infarto”.
- “Los mareos son señal de ataque cerebral”.
- “El cosquilleo en las manos es señal de infarto o ataque cerebral”.
- “Me voy a desplomar”.
- “Me falta aire, no podré respirar y me asfixiaré”.
- “Cualquier señal corporal inexplicable, es señal de un proceso interno catastrófico e imparable”.
- “Si consigo atención médica inmediata aun podría salvarme”.
- “Una perturbación tremenda puede ocurrir en cualquier momento”.
- “Nada puedo hacer para evitarlo yo solo”.
- “Si tengo acceso a un médico o a alguien de confianza, puedo evitarlo o mitigar sus tremendas consecuencias”.
- “Cualquier sensación corporal puede ser un signo de que empieza el proceso demoledor”.
- “Si este proceso no es frenado, puede acelerarse hasta llegar al desastre final (muerte por sofocación, infarto, etc.)”.
Pablo Pérez García, Psicólogo (Gijón, Asturias).
El Desorden de Pánico/Trastorno de Angustia solo, no complicado, es bastante infrecuente. En él, la comorbilidad (aparición conjunta) con cualquier otro Trastorno de Ansiedad parece ser la norma, como sucede generalmente con otros Trastornos de Ansiedad. El 91% de los pacientes con Pánico y el 84% de los que sufren Agorafobia tienen, al menos, otro trastorno psicológico/psiquiátrico/emocional.
También existe comorbilidad con diversas patologías médicas, entre las cuales las más frecuentes son: colon irritable, migrañas, cefaleas, patologías cardiacas y enfermedad tiroidea.
El Ataque de Pánico/Crisis de Angustia también puede constituir una situación no patológica, consistente en uno o varios ataques de pánico a lo largo de la vida sin complicaciones.
El Ataque de Pánico/Crisis de Angustia, por otro lado, puede formar parte de diferentes cuadros clínicos además del Trastorno de Pánico (American Psychiatric Association, 1994):
- Depresión Mayor: entre el 40 y el 70% de los pacientes con Depresión Mayor presentan ataques de pánico. En estos casos el riesgo suicida es mayor por el temor a la pérdida de control. La Depresión precede al Trastorno de Pánico en un tercio de los individuos.
- Trastorno de Ansiedad Generalizado: un 25%.
- Agorafobia.
- Estrés Postraumático.
- Duelos patológicos.
- Fobia Social: 20-25%.
- Fobia específica: 10-20%.
- TOC: 8-10%.
Bibliografía:
Dres. Solvey, Terapias de Avanzada, Buenos Aires, 2006.
Podemos entender el miedo como una emoción, en cuanto a su acepción en la psicología: conciencia de un cambio en el organismo.
Sin embargo, entender el miedo como una creencia, la creencia de que algo malo está por suceder, es más util para comprender su relación con la Ansiedad. Desde este punto de vista, el miedo, disfrazado o directamente apreciable, está siempre presente en los Trastornos de Ansiedad: en las Fobias está el miedo al objeto fobígeno, ya sea una araña o una jeringuilla, y tratamos de escapar de él (saliendo de la habitación donde está la araña o desmayándonos, en muchos casos, cuando nos van a extraer sangre); en el Trastorno de Angustia encontramos el miedo a las sucesivas crisis, así como el miedo a morirse o a perder el control en plena crisis; en la Agorafobia el miedo tiende a extenderse a múltiples situaciones, limitando gravemente la vida de quien la sufre; en la Ansiedad Generalizada el miedo se muestra en la tensión, en el cansancio o en la irritabilidad; en el Estrés Postraumático el miedo es elicitado por distintos aspectos relacionados con la situación traumática.
Otro de los componentes fundamentales de la Ansiedad es la Angustia. En la Psicología se llama Angustia al componente fisiológico de la Ansiedad (dolor en el pecho, nauseas, temblores o rigidez de extremidades, etc.). Sin embargo no podemos negarle a la Angustia un componente emocional doloroso (quien nos dice “estoy angustiado” desde luego nos está informando de un malestar emocional) derivado de la incomprensión y la incomodidad de dichos síntomas fisiológicos. Algunos de los síntomas fisiológicos de la Angustia pueden están presentes también en, pongamos por ejemplo, un saltador de pértiga que se dispone a saltar para batir su propio record (ritmo cardiaco acelerado, sudor frío por la espalda o en las manos, temblores, y una mirada tan focalizada en el salto que no ve nada más a su alrededor – visión de túnel). Sin embargo el atleta interpreta estos cambios fisiológicos de una manera muy distinta debido a sus experiencias anteriores de esfuerzo, logro y superación. Su confianza y su creencia son diferentes.
Angustia y Miedo, los dos componentes fundamentales de la Ansiedad, se retroalimentan mutuamente (cuando la angustia crece surge un intenso miedo, el pánico; cuando el miedo sube, la angustia también se hace más frecuente e intensa, crisis). Y ya que las creencias se forjan en las experiencias (lo que nos han contado, lo que hemos visto o cómo nos hemos sentido en determinada situación o con determinada persona) que con el tiempo pasan a ser recuerdos más o menos cercanos, reexperimentar una situación recordada bajo las condiciones específicas que proveen las Técnicas de Reprocesamiento e Integración Cerebral, tiene la facultad de modificar la creencia, es decir, el miedo, lo cual se puede percibir por la disminución de la Angustia.
Nuestro organismo es una maquinaria en constante actividad.
Cuando la activación de nuestro organismo es baja, nos encontramos en un estado de reposo y relajación.
Cuando la activación de nuestro organismo es alta, entonces nos encontramos en un estado de estrés.
De manera que el Estrés es un estado de elevada activación del organismo.
Ante la propia percepción de esta elevada activación del organismo, el sistema nervioso comienza a buscar la causa:
- Si encuentra la causa de la elevada activación (Estrés) en el entorno presente, como puede ser una situación de peligro (p. ej.: un incendio que debemos apagar) o una actividad física intensa (p. ej.: en los últimos metros de una carrera de atletismo un competidor trata de alcanzarnos) se da por satisfecho y no busca más causas.
- Si no encuentra la causa de la elevada activación (Estrés) en el entorno presente (no está en una carrera y no hay incendio que apagar) puede entender que la situación de peligro o que requiera un elevado esfuerzo está por venir, y se prepara para enfrentarla (Ansiedad).
- Si no encuentra la causa de la elevada activación (Estrés) en el entorno exterior presente, puede pensar que está por venir y se prepara para enfrentarla (ansiedad) o también puede pensar que la causa está en el interior del propio cuerpo, que el peligro o la emergencia viene de adentro (Pánico).
Tanto si la interpretación que hace el sistema nervioso sobre la causa de la elevada activación del organismo (Estrés) ante la inexistencia de un peligro, amenaza o situación de esfuerzo presentes en el exterior, sea que la situación amenazante o que requerirá todas nuestras energías se presentará pronto desde el exterior (Ansiedad) o sea un problema del interior del propio cuerpo (Pánico) el estado de alarma y de activación fisiológica se acentúa (Angustia) lo que favorece que el estado de vigilancia al futuro amenazante (ansiedad) o a una posible emergencia proveniente del interior del cuerpo (pánico) permanezca por más tiempo, formando el circuito de retroalimentación característico que tiende a desencadenar distintos Trastornos de Ansiedad.
Pablo Pérez García, Psicólogo O-2138
Experto en Psicopatología y Salud.
Uno de los mayores males que asedian al paciente de pánico es la interpretación catastrofista de sus propias sensaciones corporales.
Es fundamental en el tratamiento de este tipo de pacientes una psicoeducación que incluya una detallada explicación sobre el origen y formación de los distintos síntomas, de manera que el paciente tenga la posibilidad de cambiar su interpretación catastrofista por otra más ajustada al proceso fisiológico subyacente.
A continuación se describirán algunos de los síntomas que caracterizan la respuesta de angustia, componente fisiológico del Ataque de Pánico (hoy llamado Crisis de Angustia por la preponderancia que se le otorga a esta sintomatología física) muy susceptible de interpretación catastrofista (negativa y exagerada):
- Opresión o malestar torácico: este síntoma tan característico es habitualmente interpretado por el paciente de pánico (esta condición está presente en prácticamente todos los Trastornos de Ansiedad, especialmente en la Agorafobia, y en otros cuadros psicopatológicos) como la posibilidad o el peligro de estar sufriendo o sufrir próximamente un ataque al corazón o un infarto. Sin embargo, este malestar, opresión o dolor en el pecho, lejos de ser síntoma de infarto, es consecuencia de la hiperventilación, una práctica respiratoria característica en los pacientes con este trastorno que implica un ejercicio intenso de los músculos intercostales (en vez del diafragma) y que produce gran cansancio y dolor en esta zona del pecho cercana al corazón.
- Nauseas y molestias abdominales: el estado de hiperalerta en el que vive el paciente con Trastorno de Pánico o Trastorno de Angustia (también, por supuesto, Trastorno de Pánico con Agorafobia) facilita que se produzcan nuevos Ataques de Pánico o Crisis de Angustia, con el consiguiente desequilibrio del Sistema Nervioso Autónomo, que reorganiza los niveles de aporte sanguíneo, incrementando el caudal hacia los grandes músculos, sobre todo las extremidades, para lo cual reduce el aporte en otras zonas menos necesarias en una situación de alerta. Una de estas zonas es el Sistema Digestivo. La consecuencia directa de esto es que se interrumpe la digestión y la comida cae pesadamente al estómago, produciendo nauseas, sensación de “nudo” o “mariposas”.
- La sequedad de boca, estrechamente vinculada al miedo, está directamente relacionada con esta respuesta del Sistema Nervioso Autónomo que reduce el aporte sanguíneo al sistema digestivo e interrumpe la digestión, ya que la digestión comienza en la boca, con la saliva, y al interrumpir aquella también cesa la producción de saliva, produciendo esa sequedad de boca tan característica.
Pablo Pérez García, Psicólogo Experto en Psicopatología y Salud
…SON LAS EXPERIENCIAS DE NUESTRO PASADO Y LA MANERA EN QUE LAS VIVIMOS LAS RESPONSABLES FUNDAMENTALES DEL MIEDO Y LA ANSIEDAD.
Las TÉCNICAS DE REPROCESAMIENTO E INTEGRACIÓN CEREBRAL, estimulando la activación de procesos fisiológicos encefálicos que PERMITEN UNA MEJOR ASIMILACIÓN E INTEGRACIÓN DE LA EXPERIENCIA, compensan aquellas creencias limitantes y REDUCEN O HACEN DESAPARECER LOS MIEDOS Y LA ANSIEDAD, y permiten desarrollar creencias y experimentar sensaciones más saludables y satisfactorias…
“La característica principal de una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de al menos 4 de un total de 13 síntomas somáticos o cognoscitivos. La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en 10 min o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar. Los 13 síntomas somáticos o cognoscitivos vienen constituidos por palpitaciones, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de falta de aliento o ahogo, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácicos, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad o mareo (aturdimiento), desrealización despersonalización, miedo a perder el control o «volverse loco», miedo a morir, parestesias y escalofríos o sofocaciones”
Esta es la descripción oficial de Crisis de Angustia, o lo que es lo mismo, Ataque de Pánico.
“…la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso…” constituiría el pánico, el miedo intenso; mientras que los “…síntomas somáticos…” hacen referencia a la sensación de angustia en sí misma: “…palpitaciones, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de falta de aliento o ahogo, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácicos, náuseas o molestias abdominales…”.
Sin embargo los síntomas físicos como temblores, sudoración, palpitaciones, etc. son sensaciones corporales normales en situaciones de alarma. Del mismo modo, el miedo desencadenado por la creencia de que uno va a morir o perder el control también puede constituir una respuesta normal del organismo en una situación de peligro intenso e inminente. Dijo Freud: “quien ante determinadas circunstancias no pierde la cabeza, es que no tiene cabeza que perder”.
El concepto de “emoción” hace referencia al fenómeno psicofisiológico que representa un modo de adaptación ante una demanda ambiental. La ansiedad es la emoción que suele aparecer ante la percepción de peligro/amenaza. Las características psicológicas de la ansiedad son esas ansias, esa preocupación que le hace a uno estar en el futuro adelantando acontecimientos. Las características físicas de la ansiedad son la respuesta de estrés, que incluye un aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la respiración, el metabolismo, el azúcar en sangre, etc. a través de cambios en la activación de los sistemas nervioso y endocrino. Las emociones van acompañadas de sensaciones corporales. La emoción de ansiedad tiende a acompañar a la sensación corporal de angustia (ahogo, malestar torácico o abdominal, palpitaciones, etc.).
El miedo, por gran parte de los psicólogos académicos considerado como una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, lleva implícito, por un lado, la respuesta de estrés, componente físico de la respuesta de ansiedad, de manera que en este punto las emociones de miedo y ansiedad se solapan; y por otro, necesita de una creencia previa, es decir, de la percepción de peligro, de una lectura sesgada de la realidad que hace percibirla como amenazante.
Y las creencias se basan en las experiencias de aprendizaje, tanto personales como sociales y culturales. Así que son las experiencias de nuestro pasado, las que vivimos directamente o a través de otros, y cómo las interpretamos, las que van conformando nuestras creencias, que serán determinantes a la hora de sentir miedo o no sentirlo en una situación determinada.
Ya sea el miedo una emoción que necesita de una creencia previa sobre lo amenazante de la situación, ya sea la creencia de amenaza en sí, ya compartan miedo y ansiedad la misma respuesta física de estrés, sean emociones solapadas en determinado momento o incluso la misma emoción, o el miedo la creencia que dispara la emoción de ansiedad, sean cuales sean las diferencias y similitudes entre los dos conceptos anteriores, lo que es innegable es que toda emoción necesita de una lectura determinada de la realidad, marcada por una creencia, y toda creencia deriva de las experiencias de aprendizaje personales, sociales y culturales, es decir, son las experiencias de nuestro pasado, cómo las hemos vivido y qué consecuencias o aprendizajes hemos extraído de ellas, lo que va conformando nuestras creencias y, ya que estas son las responsables de que percibamos una situación como amenazante o no, y de que se desencadenen las respuestas de miedo, ansiedad o estrés, podemos concluir que SON LAS EXPERIENCIAS DE NUESTRO PASADO Y LA MANERA EN QUE LAS VIVIMOS LAS RESPONSABLES FUNDAMENTALES DEL MIEDO Y LA ANSIEDAD.
Las TÉCNICAS DE REPROCESAMIENTO E INTEGRACIÓN CEREBRAL, estimulando la activación de procesos fisiológicos encefálicos que PERMITEN UNA MEJOR ASIMILACIÓN E INTEGRACIÓN DE LA EXPERIENCIA, compensan aquellas creencias limitantes y REDUCEN O HACEN DESAPARECER LOS MIEDOS Y LA ANSIEDAD, y permiten desarrollar creencias y experimentar sensaciones más saludables y satisfactorias.
Pablo Pérez García
Experto en Psicopatología Y Salud
e-mail: pablo@akapsico.com
Teléfono: 629 835 699
La agorafobia es el miedo y comportamiento de evitación hacia lugares y/o situaciones en que resulte difícil o embarazoso escapar o recibir ayuda en caso de experimentar un ataque de pánico o crisis de angustia (“ataque de pánico” y “crisis de angustia” son dos maneras de referirse a lo mismo; anteriormente la denominación oficial era “ataque de pánico” y hoy es “crisis de angustia”).
La Agorafobia puede desarrollarse posteriormente a los ataques de pánico o sin ellos.
Cuando la Agorafobia se desarrolla tras ataques de pánico podemos entenderla como una manera de evitar esas situaciones de pánico/angustia. Como en cualquier fobia, la tendencia para evitar aquello temido es huir. Uno tiende a evitar o huir de lugares públicos como el hipermercado, el cine o eventos multitudinarios. También tiende a no querer alejarse de casa.
Pánico/Angustia y Agorafobia son conceptos y manifestaciones sintomáticas que solemos encontrar juntas. La Agorafobia puede ser una consecuencia del pánico (una tendencia a huir de los lugares y situaciones donde uno experimentó el pánico/angustia), pero también puede ser consecuencia de otros traumas distintos de los ataques de pánico/angustia (debido a que durante la crisis de angustia/ataque de pánico uno puede llegar a sentir peligro de su propia vida, así como otros síntomas con gran intensidad, cada ataque de pánico constituye un trauma en sí mismo, según la definición oficial de trauma: cualquier evento que represente una amenaza para la integridad física/psíquica/social de uno mismo o de otros). Así que si bien un ataque de pánico constituye un trauma en sí mismo y puede generar Agorafobia como consecuencia de dicho trauma (y todos los trastornos de Ansiedad son derivados de traumas), la Agorafobia también puede ser una manifestación de un trauma de distinta índole.
Pablo Pérez García
Psicólogo, Col.: O-02138
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