El Miedo (Angustia, Pánico), la Agresividad (Hostilidad, Conflictos) y la Evitación (Fobias) son componentes centrales del Estrés y la Ansiedad. Nuestras emociones dependen de nuestro Cerebro Emocional (Sistema Límbico), quien además regula prácticamente toda la fisiología del organismo: respiración, ritmo cardiaco, tensión arterial, el apetito, el sueño, la libido, la secreción hormonal e incluso el sistema inmune.
Debemos pues aprender a regular nuestro Cerebro Emocional para tener mayor control, no sólo sobre nuestras emociones, sino también sobre nuestras reacciones fisiológicas.
Para ello no existe sólo un camino, sino muchos. Algunos de los más eficientes e innovadores son (pinchando sobre los siguientes apartados en naranja accederá, dentro de este mismo sitio, a información detallada sobre dichas técnicas):
EFT
Coherencia Cardiaca
Pero Técnicas de respiración, de Relajación, de Meditación o Auto-Hipnosistambién resultan adecuadas.
Lo fundamental no es qué técnica se utilice, sino utilizar la correcta en cada caso y de manera eficaz. Para ello, el Instituto HeartMath ha desarrollado en los últimos años una tecnología capaz de mostrarnos en la pantalla de un ordenador cómo responde nuestro Sistema Nervioso Autónomo, artífice de los cambios fisiológicos ligados al estrés, a las órdenes del Cerebro Emocional.
Pablo Pérez García, psicólogo.
Gijón, Asturias.
Teléfono: 629 835 699
pablo@akapsico.com
La Ansiedad es un estado de desasosiego, de miedo, de angustia, de intranquilidad, de desequilibrio.
La Ansiedad toma muchas formas. Es algo así como el agua, que puede mostrarse en distintos estados y formando parte de múltiples compuestos.
La Ansiedad puede aparecer, principalmente, en forma de:
Ansiedad Generalizada (TAG)
Fobias Específicas
Fobia Social
Estrés Postraumático (TEPT)
Angustia-Pánico
Obsesiones y Conductas Compulsivas (TOC)
Estrés agudo
Agorafobia
El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), nos dice el criterio diagnóstico oficial DSM-IV, es consecuencia de la vivencia de un acontecimiento estresante y extremadamente “traumático”, donde el individuo se ve envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física, el individuo atraviesa una situación en la que se producen muertes, heridos o existe una amenaza para la vida de otras personas; o bien el individuo conoce a través de un familiar o cualquier otra persona cercana acontecimientos que implican muertes inesperadas o violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves (Criterio A1).
La respuesta del sujeto a este acontecimiento debe incluir temor, desesperanza y horrores intensos (o en los niños, un comportamiento desestructurado o agitado) (Criterio A2).
Los síntomas deben incluir la reexperimentación persistente del acontecimiento traumático (Criterio B), evitación persistente de los estímulos asociados a él y embotamiento de la capacidad de respuesta del individuo (Criterio C), así como una persistente activación o estrés (Criterio D). Este estado debe durar más de 1 mes (Criterio E) y provocar un malestar elevado, deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la vida del individuo (Criterio F).
Cuando el individuo presenta sólo algunos de estos síntomas es común que se le diagnostique “Trastorno Adaptativo”.
Los síntomas pueden aparecer a los pocos meses tras el incidente o tardar años en manifestarse.
Sin embargo, en todo lo anterior no se nos explica porqué unos individuos se sobreponen a este tipo de situaciones y otros no, es decir, no se explica de qué depende que una persona quede traumatizada y otra no ante un mismo suceso. Como tampoco hace referencia a otro tipo de situaciones no relacionadas con la muerte que también pueden ser traumáticas.
En el tratamiento del Estrés Postraumático, como herramientas que multiplican la eficacia de los tratamientos psicológicos convencionales, se han desarrollado en los últimos años:
Enlace a artículos relacionados:
Condiciones personales que determinan la traumatización.
Situaciones potencialmente traumáticas.
¿Qué es un trauma?
Pablo Pérez García, psicólogo.
El acontecimiento es vivido de manera dramática.
Formamos parte activa de la situación, es decir, el conflicto nos coge en medio.
Nos pilla desprevenidos, cuando uno menos se lo espera.
Es vivido en soledad, rumiando continuamente el problema (aunque todos saben lo que nos ha pasado, nadie sabe lo que hemos sentido)
No se encuentra una solución satisfactoria, es decir, la herida queda abierta.
Bibliografía:
“DHS”, Dr. R.G. Hamer.
Según el criterio oficial DSM-IV la Crisis de Angustia o Ataque de Pánico se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo a volverse loco, perder el control o morirse.
Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento, hiperventilación, palpitaciones, extraños cambios en la temperatura de distintas partes del cuerpo, opresión o malestar torácico, malestar abdominal, temblores, dolores o rigidez musculares y sensación de atragantamiento o asfixia.
El Trastorno de Angustia o Desorden de Pánico (sin Agorafobia) se caracteriza por crisis de angustia repetidas e inesperadas que causan un estado de permanente preocupación al paciente.
Tras varias crisis de Angustia es común la aparición de Agorafobia.
En el tratamiento de la Angustia y el Pánico, como herramientas que multiplican la eficacia de los tratamientos psicológicos convencionales, se han desarrollado en los últimos años:
- Técnicas de Reprocesamiento e Integración Cerebral (LEER MÁS)
- Técnicas de Psicología Energética (LEER MÁS)
OTROS ARTÍCULOS SOBRE EL TEMA:
- Creencias Negativas e Interpretaciones Catastrofistas en la Angustia y el Pánico. (CLICK AQUÍ)
- Trastornos Asociados que tienden a aparecer junto a la Angustia y el Pánico. (CLICK AQUÍ)
- El Miedo: la creencia que acompaña a la Angustia (CLICK AQUÍ)
- Relación entre Estrés, Ansiedad y Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
- Descripción pormenorizada de algunos síntomas de la Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
- La Agorafobia como complicación de la Angustia-Pánico (CLICK AQUÍ)
Pablo Pérez García, Psicólogo Col.O-2138
Experto en Psicopatología y Salud
Teléfono: 629 835 699
pablo@akapsico.com
Gijón, Asturias.
Según el criterio oficial DSM-IV, la Agorafobia se caracteriza por la aparición de ansiedad o comportamiento de evitación (reacción fóbica) en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso), o bien donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.
En realidad la Agorafobia es un intento más o menos consciente y escasamente eficaz de reducir la posibilidad de sufrir otro Ataque de Pánico o Crisis de Angustia (las personas que sufren de Agorafobia sin haber experimentado ataques de pánico o crisis de angustia son muy pocas; en estos casos, la Agorafobia está ligada a otro tipo de trauma psíquico y constituye, igualmente, un intento infructuoso por escapar a la posibilidad de volver a sufrir un trauma del mismo tipo o similar).
En el tratamiento de la Agorafobia, como herramientas que multiplican la eficacia de los tratamientos psicológicos convencionales, se han desarrollado en los últimos años:
- Técnicas de Reprocesamiento e Integración Cerebral (leer más-pinchar aquí)
- Técnicas de Psicología Energética (leer más-pinchar aquí)
Enlaces a artículos relacionados:
Pablo Pérez García, Psicólogo.
Teléfono: 629 835 699
pablo@akapsico.com
Oviedo y Gijón.
Al estimular la Respiración Abdominal, es decir, respirando predominantemente con la barriga en vez de con el pecho (Respiración Torácica), conseguimos, entre otros cambios beneficiosos para la salud, que sea el Diafragma el músculo principalmente responsable del proceso respiratorio, en vez de los músculos Intercostales (que utilizamos en la Respiración Torácica).
Al ser el Diafragma un músculo más grande y fuerte y mejor desarrollado y diseñado filogenéticamente (en la evolución de la especie) para sostener continuamente el trabajo muscular que implica el acto de respirar, este tipo de respiración resulta más saludable y beneficioso para los procesos de relajación y descanso del organismo.
La implicación preferente de los músculos Intercostales en la respiración está muy relacionada con los estados de Estrés del organismo (estados de alta activación fisiológica). Tanto la Respiración Torácica (músculos intercostales) como el Estrés (hiperactivación fisiológica) si se mantienen demasiado tiempo, generan problemas de salud. En el caso de los músculos Intercostales el problema más común y evidente es el dolor de pecho (por sobrecarga muscular) que, desgraciadamente, muchas veces nos lleva a pensar que tenemos algún problema en el corazón.
Este dolor de pecho es muy común en las personas que sufren Trastornos de Estrés y/o Ansiedad, ya que la Respiración Torácica (utilizando los músculos Intercostales de la zona alta del pecho por encima de sus capacidades) es característica de las personas que sufren estos trastornos ligados al Estrés y la Ansiedad.
Debemos recordar que el Estrés y la Ansiedad pueden ser estados adaptativos, saludables y en muchos casos necesarios para sobrevivir. Sin embargo, cuando son mantenidos durante mucho tiempo, producen problemas físicos, emocionales y psicológicos.
El dolor de pecho derivado de la utilización preferente y sostenida de los músculos Intercostales en la respiración (en vez del Diafragma) es una de las consecuencias más comunes y preocupantes asociadas al Estrés y los Trastornos de Ansiedad.
Las personas que sufren Crisis de Angustia/Ataques de Pánico, Trastorno de Angustia/Desorden de Pánico y/o Agorafobia, muestran una marcada tendencia, debido a las Interpretaciones Catastrofistas (uno de los síntomas comunes en estos Trastornos de Ansiedad) a creer que se trata de un problema de corazón, con la consiguiente preocupación y malestar añadido al ya de por sí angustiante dolor.
La Respiración Abdominal, así como otras Técnicas de Respiración y Relajación, o modernas Técnicas de Auto-Ayuda como EFT pueden resultar muy útiles para reducir el Estrés y la Ansiedad.
Distintos autores (Finch, Lipovsky y Casat, 1989; Dobson, 1985; Sandín, 1997) sugieren desde un entorno académico y basados en el rigor estadístico lo que se observa claramente en la clínica: la Ansiedad precede en muchos casos a la Depresión.
En el campo de la neurofisiología encontramos apoyo a esta observación clínica y resultados estadísticos: los estados de Ansiedad correlacionan significativamente con hiperactividad monoaminérgica (noradrenalina, serotonina, etc.) y la Depresión con hipoactividad: agotamiento del sistema (Gray, 1982).
Esto nos permite entender porqué ciertos psicofármacos diseñados para el tratamiento de la Depresión (inhibidores de la recaptación de la serotonina y/o noradrenalina) pueden generar a corto plazo mejoría en el Trastorno de Angustia/Desorden de Pánico (McNally, 1996), de la misma manera que nos indica la razón por la que dichos psicofármacos resultan a menudo ineficaces a largo plazo tanto para la Depresión como para el Trastorno de Angustia: si la Depresión es resultado del agotamiento de la Serotonina y/o Noradrenalina en el cerebro, y los fármacos psicoestimulantes lo que consiguen es que la poca cantidad de estos neurotransmisores que queda disponible esté más activa (no sea re-captada por la neurona presináptica), pero la Ansiedad continúa desgastando el sistema (hiperactivación noradrenérgica y serotoninérgica) es lógico pensar que, con el tiempo, el agotamiento del sistema sea cada vez mayor.
Esta circunstancia la viven miles de pacientes con Ansiedad y Depresión que confían el tratamiento de su afección a los psicofármacos: las dosis van subiendo en la mayoría de los casos (cuando la situación y/o respuesta de estrés/ansiedad no es pasajera y puntual), la marca y composición específica del medicamento va cambiando, y los estados/episodios depresivos se cronifican y, en muchos casos, la sintomatología se acentúa y se complica, no sólo debido al propio trastorno ansioso-depresivo, sino además debido a los efectos adversos de los medicamentos.Pablo Pérez García, Psicólogo.
Experto en Psicopatología y Salud.
Las interpretaciones catastrofistas constituyen uno de los aspectos centrales del Trastorno de Angustia, antes llamado Desorden de Pánico.
Estas pueden aparecer tras los primeros síntomas de
El Estrés y la Ansiedad generan una focalización de la atención, es decir, una reducción del campo al que atiende la persona. Esto produce que a la persona estresada o ansiosa le pasen desapercibidos diversos aspectos de la realidad que, en lo que nos concierne, pueden estar provocando estrés, como son los ruidos, y atribuya su malestar a algo que está por venir (miedo, ansiedad) o a algo que funciona mal en su organismo (pánico, angustia).
Las creencias negativas e interpretaciones catastróficas de la realidad más frecuentes son las siguientes (Solvey & Solvey, Terapias de Avanzada, Buenos Aires, 2006):
- “Las palpitaciones son señal de infarto”.
- “Los mareos son señal de ataque cerebral”.
- “El cosquilleo en las manos es señal de infarto o ataque cerebral”.
- “Me voy a desplomar”.
- “Me falta aire, no podré respirar y me asfixiaré”.
- “Cualquier señal corporal inexplicable, es señal de un proceso interno catastrófico e imparable”.
- “Si consigo atención médica inmediata aun podría salvarme”.
- “Una perturbación tremenda puede ocurrir en cualquier momento”.
- “Nada puedo hacer para evitarlo yo solo”.
- “Si tengo acceso a un médico o a alguien de confianza, puedo evitarlo o mitigar sus tremendas consecuencias”.
- “Cualquier sensación corporal puede ser un signo de que empieza el proceso demoledor”.
- “Si este proceso no es frenado, puede acelerarse hasta llegar al desastre final (muerte por sofocación, infarto, etc.)”.
Pablo Pérez García, Psicólogo (Gijón, Asturias).
El Desorden de Pánico/Trastorno de Angustia solo, no complicado, es bastante infrecuente. En él, la comorbilidad (aparición conjunta) con cualquier otro Trastorno de Ansiedad parece ser la norma, como sucede generalmente con otros Trastornos de Ansiedad. El 91% de los pacientes con Pánico y el 84% de los que sufren Agorafobia tienen, al menos, otro trastorno psicológico/psiquiátrico/emocional.
También existe comorbilidad con diversas patologías médicas, entre las cuales las más frecuentes son: colon irritable, migrañas, cefaleas, patologías cardiacas y enfermedad tiroidea.
El Ataque de Pánico/Crisis de Angustia también puede constituir una situación no patológica, consistente en uno o varios ataques de pánico a lo largo de la vida sin complicaciones.
El Ataque de Pánico/Crisis de Angustia, por otro lado, puede formar parte de diferentes cuadros clínicos además del Trastorno de Pánico (American Psychiatric Association, 1994):
- Depresión Mayor: entre el 40 y el 70% de los pacientes con Depresión Mayor presentan ataques de pánico. En estos casos el riesgo suicida es mayor por el temor a la pérdida de control. La Depresión precede al Trastorno de Pánico en un tercio de los individuos.
- Trastorno de Ansiedad Generalizado: un 25%.
- Agorafobia.
- Estrés Postraumático.
- Duelos patológicos.
- Fobia Social: 20-25%.
- Fobia específica: 10-20%.
- TOC: 8-10%.
Bibliografía:
Dres. Solvey, Terapias de Avanzada, Buenos Aires, 2006.