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Pánico: Fisiopatología de la Angustia I


Uno de los mayores males que asedian al paciente de pánico es la interpretación catastrofista de sus propias sensaciones corporales.

Es fundamental en el tratamiento de este tipo de pacientes una psicoeducación que incluya una detallada explicación sobre el origen y formación de los distintos síntomas, de manera que el paciente tenga la posibilidad de cambiar su interpretación catastrofista por otra más ajustada al proceso fisiológico subyacente.

A continuación se describirán algunos de los síntomas que caracterizan la respuesta de angustia, componente fisiológico del Ataque de Pánico (hoy llamado Crisis de Angustia por la preponderancia que se le otorga a esta sintomatología física) muy susceptible de interpretación catastrofista (negativa y exagerada):

  • Opresión o malestar torácico: este síntoma tan característico es habitualmente interpretado por el paciente de pánico (esta condición está presente en prácticamente todos los Trastornos de Ansiedad, especialmente en la Agorafobia, y en otros cuadros psicopatológicos) como la posibilidad o el peligro de estar sufriendo o sufrir próximamente un ataque al corazón o un infarto. Sin embargo, este malestar, opresión o dolor en el pecho, lejos de ser síntoma de infarto, es consecuencia de la hiperventilación, una práctica respiratoria característica en los pacientes con este trastorno que implica un ejercicio intenso de los músculos intercostales (en vez del diafragma) y que produce gran cansancio y dolor en esta zona del pecho cercana al corazón.
  • Nauseas y molestias abdominales: el estado de hiperalerta en el que vive el paciente con Trastorno de Pánico o Trastorno de Angustia (también, por supuesto, Trastorno de Pánico con Agorafobia) facilita que se produzcan nuevos Ataques de Pánico o Crisis de Angustia, con el consiguiente desequilibrio del Sistema Nervioso Autónomo, que reorganiza los niveles de aporte sanguíneo, incrementando el caudal hacia los grandes músculos, sobre todo las extremidades, para lo cual reduce el aporte en otras zonas menos necesarias en una situación de alerta. Una de estas zonas es el Sistema Digestivo. La consecuencia directa de esto es que se interrumpe la digestión y la comida cae pesadamente al estómago, produciendo nauseas, sensación de “nudo” o “mariposas”.
  • La sequedad de boca, estrechamente vinculada al miedo, está directamente relacionada con esta respuesta del Sistema Nervioso Autónomo que reduce el aporte sanguíneo al sistema digestivo e interrumpe la digestión, ya que la digestión comienza en la boca, con la saliva, y al interrumpir aquella también cesa la producción de saliva, produciendo esa sequedad de boca tan característica.

Pablo Pérez García, Psicólogo Experto en Psicopatología y Salud

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