Category : Desregulación emocional

DESREGULACIÓN EMOCIONAL: concepto y origen


 DESREGULACIÓN EMOCIONAL

Thompson (1994) define la regulación emocional como “el proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y los procesos fisiológicos (…)”, tratándose por lo tanto de “procesos externos e internos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas”. En caso de alteración en algún aspecto de este proceso diremos que el individuo muestra Desregulación Emocional, frecuente en diversas patologías mentales.

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¿Cómo surge la Desregulación Emocional?

Falta de reconocimiento emocional

Ante un problema presente, el individuo puede no ser consciente de cómo se siente y qué le ocurre.

¿En qué contexto se pudo haber aprendido este funcionamiento emocional? muy probablemente siendo niño/a hubo una escasa sintonía en las relaciones de apego (Teoría del apego) con sus cuidadores primarios. Así, el niño aprende a reconocer sus estados internos con la ayuda de un cuidador que actúa como espejo de sus emociones reflejando, explicando y dando respuesta a los mismos (Siegel, 2010). Si este espejo no muestra reflejo o no es coherente, el mundo interno del niño no evoluciona hacia la regulación emocional.

Del mismo modo, un progenitor centrado en sus propias necesidades por su alto nivel de malestar o problemas, no proporcionará oportunidades de aprendizaje emocional suficientes y este niño, al ir creciendo, desarrollará una tendencia a ignorar las necesidades propias y a centrarse en las de los demás, invirtiendo el rol de cuidado, lo que aumenta el riesgo de patología en el adulto.

Comprender nuestras emociones y necesidades como importantes

En este caso, puedo sentir mis emociones y comprenderlas pero no darles el valor o considerarlas secundarias o otros aspectos, lo que también aumentará la desregulación emocional.

¿Dónde puede surgir esta tendencia? el niño/a puede desarrollar una sensación de no ser importante para sus progenitores si estos están inmersos en sus propios problemas, por lo que sus emociones y necesidades tampoco lo serán. De igual modo, los cuidadores pueden mostrar una importancia disminuida hacia sus propias vivencias.

Las emociones secundarias: sentirse mal por sentirse mal

En este caso, se puede multiplicar el malestar si la persona tiende a juzgarse negativamente por sentirse mal, en lugar de tratar de comprenderse y autocuidarse. Por ejemplo, el individuo puede pensar que sentirse mal es producto de su debilidad y, por tanto, su culpa.

Frecuentemente, estas personas se han percibido juzgadas de un modo parecido y con frecuencia identifican algún cuidador crítico u hostil. Esta actitud puede darse con el propio paciente o haber sido testigo de cómo un progenitor humillaba, criticaba o agredía a otros.

Sumergirse en el malestar

Ante el malestar, algunas personas piensan que no hay nada que puedan hacer y se dejan envolver por ese estado percibiéndose sin recursos para salir de este estado. El individuo entiende como únicas opciones abandonarse a ese estado, esperando que el paso del tiempo lo solucione o buscando un rescatador externo que alivie su malestar.

En la la historia de estos pacientes aparecen personas de perfil depresivo o tendencia a la negatividad que amplificaron los estados emocionales desagradables, como la tristeza. También puede haber tenido modelos conductuales de importante desregulación emocional.

El malestar emocional también puede funcionar como un lugar seguro para ciertas personas con fobia al cambio o novedad. De este modo, no importa cómo de desagradables sean esas sensaciones, es mejor que la incertidumbre ante la novedad, a los vínculos íntimos…

Profecías autocumplidas

Nuestras creencias pueden intensificar o prolongar los períodos de malestar. Pensar en negativo, cuando lo negativo es recurrente, es una forma de introducir predictibilidad en un entorno caótico e incoherente.

¿Dónde aprendemos esta forma de pensar? en un entorno disfuncional, esperar que las cosas mejoren duele demasiado y, cada vez que se repite el daño, ese dolor es mayor. Como defensa, la persona aprende a no esperar que mejore la situación e incluso puede aprender que empeorará. Esta experiencia repetida en las primeras etapas de la vida se puede convertir en predicción.

 

Teniendo en cuenta la génesis y desarrollo de la Desregulación Emocional es imprescindible abordar los momentos del pasado donde se comenzó a gestar con la ayuda del EMDR (¿Qué es el EMDR?), además de proporcionar al paciente herramientas en el presente para la gestión emocional, como puede ser la Comunicación No Violenta (Comunicación No Violenta).

Os esperamos en Akapsico (Gijón),

Andrea Figar, psicóloga especializada en Psicoterapia con EMDR