Curso on-line: «Resiliencia Integral para Padres. La Oportunidad de Crecer Juntos»
Después de medio año escribiendo, ya está disponible en:
Recoge mi experiencia como Psicólogo y Formador en Resiliencia de los últimos 10 años y, por supuesto, la que he adquirido con mi propio Desarrollo Personal y con las vivencias como Padre de dos niños.
Soy el primero en reconocer que es mucho más fácil dar consejos que aplicárselos a uno mismo, por eso en este curso sólo recomiendo y hablo sobre lo que yo mismo he experimentado, como persona conmigo mismo, como psicólogo con mis pacientes y como padre con mis hijos.
He intentado sintetizar las Claves del Desarrollo Personal y la Resiliencia, y lo relaciono con la paternidad y la crianza, para echar un cable a quienes, como yo, se encuentran en la maravillosa, a la vez que extenuante y compleja, situación de acompañar y guiar a un hijo pequeño.
Porque, tengo que decirlo, a veces estamos muy perdidos. Unas veces nos pasamos de egoístas y otras nos implicamos tanto que nos olvidamos de nosotros mismos.
A veces les protegemos tanto que los asfixiamos y otras no estamos ahí como ellos necesitan.
Una de las ideas fundamentales que transmito en este curso es que:
«No podemos dar lo que no tenemos»
¿Cómo vamos a enseñarles a regularse emocionalmente si no somos capaces de hacerlo con nosotros mismos?
Muchas veces pensamos que «los niños deben ser felices» que «en la infancia es todo coser y cantar» mientras nosotros nos sentimos habitualmente frustrados y desolados, cansados, desesperados, aburridos…
Otra de las ideas clave es:
«Todo es cuestión de proporción y equilibrio»
Hoy se dicen tantas cosas, hay tanta información y, a la vez, desinformación, tantas opiniones encontradas y tanto fundamentalismo a la hora de defender posturas…
Si algo nos cuenta la crianza, a poco que estemos presentes, es que conviene ser flexibles.
Nuestros hijos necesitan, sobretodo, que les veamos. Y cuando digo «verles» me refiero a reconocer cada uno de sus aspectos: su lado físico y material, así como el mental e intelectual, pero también el emocional o el creativo, que pueden ser tan relevantes como los primeros.
Y claro, para esto, primero debemos reconocerlos en nosotros mismos…